domingo, 31 de julio de 2016

EL OGRO DE LA MEDIOCRIDAD, DE LO CONOCIDO


No importa como lo vea, siempre parece que la nube de oscuridad negra me envuelve, se cierne sobre mí como un manta y me asfixia. Veo, cuando mi piel se vuelve azul, a aquellas cosas que me parecen repugnantes. Es una lluvia negra que nos convierte en monstruos, y vislumbro a esas bestias tomado el agua enlodada que cae del cielo para escribir con certeza increíble aquello de lo que no saben nada. No se convierte con ello en la muestra de nuestra repugnancia, pero como aquel que come hamburguesas diario, al final la grasa de la ignorancia y lo “común” tapan nuestras arterias hasta matarnos y dejarnos como idiotas. Eh aquí el gran problema es el hombre el que ha decidido envolverse en ello, al final somos nosotros mismos lo que no encontramos encerrados en medio de los muros de aceite.

En este punto la gran pregunta es ¿Qué es muro de aceite? ¿Qué es lo común? Lo cierto, y a ver con ello todo lo que pueda envolver, es la mediocridad de lo popular, aquello que mucha gente ve, lee u oye, lo que es aquel muro de aceite. Ciertamente, todo el mundo odia a Justin bieber, pero puede que, a riego de equivocarme, posea una canción disfrutable. Mas esa única melodía no lo hará un buen músico, como un libro exitoso no hace a alguien buen escritor, y una idea interesante puede surgir de una persona sin imaginación. Naturalmente, no todo lo bueno es completamente original, el espacio exterior ha visto poblado en el la mejores obras de ciencia-ficción. En la Inglaterra medieval han visto la luz grande obras de fantasía. Pero aquí no se trata de la originalidad, se trata del esfuerzo, o su inexistencia, la pared de grasas conocida como la mediocridad.

La mediocridad no afecta a todos, cualquier ser ha tenido aceite en sus venas; y es más fácil creer lo que un político nos dice que pensar libremente. Digámosle a nuestra propiamente que la opinión de la caja idiota es falsa y centrémonos en aquello de lo que quiero hablar. Quizá no lo hayas notado, pero toda esta pedantería se erige a través de la insatisfacción que yo, como desconocido de internet, siento al ver la ya mencionada mediocridad. Y ya que soy un estudiante de literatura, supongo que es normal que toda mi rabia se dirija hacia los cuentos e historias.

Centrémonos, las novelas ha sido por bastante tiempo, la forma principal de entretenimiento de hombre. Si no separamos del lenguaje podríamos coincidir que una buena historia es buena por sí misma. La naturaleza de un buen escritor y de un buen guionista consiste en saber hilar lo que hace. Pero ello es algo cualquiera puede ver fácilmente. Concentrémonos en la mediocridad.

¿Cómo sabe el gran público que algo es mediocre? La respuesta es, no lo sabe. Un concepto tiene que quemarse hasta el extremo para que pueda verse la mediocridad. Los ejemplos más claro son “el concepto de apocalipsis zombi” y las novelas de caballería. Con lo segundo podemos ver que puede terminarse a lo grande con una gran parodia y en lo primero no se puede afirmar nada. Pero no es tanto el concepto sino la naturaleza de él, para dejar esto claro quiero decir que una idea puede ser un cliché pero estar muy bien trabajado y ser extremadamente ameno.

Pero su hablase de lo bueno el lector no saldría de aquí con nada, excepto quizá con recomendaciones de obras que podrían gustarle. También y hablase de aquello me obligaría no revelar nada importante de aquellas historias que me agradan, a no ser que quiera arruinar la experiencia de los lectores. Aunque puede hacer una nota aparte en este punto para recomendar dichos libros de los que no voy a decir nada:
(Hambre y la Bendición de la tierra de Knut Hamsun, La cartuja de Parma y Rojo y negro de Stendhal, el viaje a oeste anónimo, y 1Q84 de haruki murakami. Todos estos me parecen buenos libros, mas sería agobiar sobre algo de lo que no tratare.)

Centrémonos ahora en un solo punto, ya que lo mediocre es algo tan amplio hay que tratarlo por partes. Y como he aclarado, me centrare principalmente en la narrativa, novelas, comics o mangas y películas. En esto último arte, el trabajo de un director es muy influyente, ya que la composición de una escena, la forma en la que transcurren los planos y la música afectan a la experiencia, claro que un buen guion es algo capital.

Es en esto último donde, puedo afirmar, inicia la mediocridad. Cuando se escribe una novela el escritor describe el mundo y obliga a los que lo habitan hablen. La descripción es tan importante como la composición de la escena lo es para el director de cine. El diálogo es el guion, los personajes hablando dicen más de sí mismos que el narrador, sus acciones también. Los mejores guionistas de cine pueden construir grandes personajes con sus 5 primeras frases; los peores escritores escriben novelas en primera persona y al final no sabemos quién es el/la protagonista, sencillamente porque su guion es malo. ¿Por qué consideramos malo dicho guion? Pues si he de ser franco existen muchos factores para que un guion falle, pero podemos estar de acuerdo en que el uso excesivo de clichés arruina una historia. Naturalmente la forma en la que se usan los clichés es el problema, pero el comportamiento de lo mediocre no se fraterniza sobre el cliché en sí mismo, sino en su frivolidad  

Si una historia no puede sorprendernos porque sus escenas tristes, épicas y graciosas ya son conocidas; si el final es algo que nos deja inocuos porque desde antes de 60% de la historia lo hemos visto venir ¿no estamos frente a lago mediocre? No digo que predecir un final sea malo, pero si sabemos cómo terminará el argumento desde el capítulo 1 o desde su primer acto no podemos afirmar que es algo bueno. Claro, hay ocasiones en donde el autor quiere que sepamos el final, “La tragedia de romeo y Julieta” nos dice desde el título que los personajes no acabarán bien; otro ejemplo de esto último es “Crónica de una muerte anunciada” sabemos que Santiago Nasar morirá, la pregunta es ¿cómo? Pero si el autor desea sorprendernos con su final, el ser predecible es un talón de Aquiles, la hoja de Siegfried y mordred para Arturo. Y esto se enzarza en los clichés. 

Aunque también la forma de narrar una historia tiene algo que ver. Para ejemplificar y hay que ser honesto; no he leído los juegos del hambre, pero si existe una narración en primera persona y en presente con lo que la autora puede jugar con la imprevisibilidad de los hechos que ocurren al tiempo en que son narrados, el colocarle un epilogo al estilo “19 años después” es una forma de burlarse descaradamente de este estilo de narración y de tus lectores ya que implica que la obra no necesitaba esa forma de narrarse, porque la protagonista podía perfectamente recordar su hazaña.  Pareciese que se escribió así “porque de esa forma es más fácil escribir en ingles”. De nuevo mediocridad o vagancia. Dejando de lado la mala leche, no puedo afirmar que la ejecución entre-medias sea mala.

Como puedo suponer de la afirmación anterior, es posible que algunos se molesten. Por lo tanto y para evitarme problemas voy a atacar a un medio del cual tengo la seguridad, muchas personas no les interesa y los fanáticos probablemente estén de acuerdo conmigo. Usemos al anime, ya que los japoneses no lo van a leer y probablemente no les importe y lo fanáticos occidentales quizá estén hasta cíen. Pero si te gusta el medio te pregunto ¿Cuántas veces ha visto un anime que es tan básico que sientes el Déjà vu de haberlo visto entero, aunque solo veas su primer episodio? Voy ahorrate la respuesta al afirmar que si lo has hecho, pero en todo caso ¿Por qué? Por la mediocridad y los clichés, ello no sorprende a nadie, el anime ha estado en decadencia bastante tiempo y actualmente hay realmente poco que pueda considerarse destacable.

Ahora bien, si existe, si hay un género que puede catalogarse de arrastrar con todo lo males del medio, de ser un lastre y una tontería es el harem. Naturalmente existen series que puede considerarse buenas dentro de ese género, pero no alcanzan el uno por ciento por lo que contarlas sería defender lo indefendible. El harem pseudo-pornográfico tiene por problema que sus protagonistas me dan asco. No es una opinión única, existen muchas personas que piensan lo mismo. Esos protagonistas demasiado ingenuos, tontos hasta el punto de la gilipollez y que tienen por habilidad caer en las partes íntimas de las mujeres (he descrito al 90% de los protagonistas harem, el resto les extirparon los sentimientos) son personajes que a muchos desespera. No es casualidad que la gran masa los haya llamado princesos, término que hace referencia al tópico de la damisela en apuros. El problema, es que dichos personajes carecen de personalidad e insultan a los que, muy erróneamente buscan una buena historia.

Si nos centramos en el cliché del protagonista estúpido, por lo general los autores intentan redimir a su intento de personaje haciéndolo un habilidoso guerrero, lo que se ha convertido en otro cliché muy aburrido. Pero no nos centremos en ese aspecto, estamos hablando de mediocridad ¿verdad? ¿Por qué es mediocre? La razón se encuentra en la seguridad de lo ya conocido; si una estrella de internet con 10 millones de seguidores publica un libro, solo con el 10% de esos 10 millones la obra ya es “un súper ventas”, eso por la seguridad editorial. Ahora bien, los tópicos del harem son lo conocido, lo que ha probado funcionar, EL FAN-SERVICE. El problema aquí es precisamente el fan-service que en sí mismo no trae nada a lo que se cuenta y narra. Para verlo, el mejor ejemplo es el siguiente: tenemos a dos mujeres, ocupan el mismo cargo en su empresa, ganan lo mismo, sus apartamentos son copias del otro, tienen el mismo coeficiente intelectual; pero una mide 1.60 tiene cabello negro (corto para que no le moleste al levantarse) y una medidas nada sorprendentes, la otra por otro lado mide 1.72, su cabello es rubio, ondulado y bastante largo y sus medidas son 95, 60, 94. La diferencia entre los dos personajes es que la última fue diseñada para llamar la atención de los hombres heterosexuales. Las dos protagonizan su historia exactamente de la misma forma, pero unas tetas rebotando llaman más la atención, es decir satisfacen un fetiche.

Continuado con las dos mujeres, si la historia que protagonizan es mala, lo único que no mantendría en nuestro asiento es cuando la cámara le enfoque el culo a la rubia. En forma sencilla, se sexualiza a la mujer/protagonista porque sus acciones carecen de interés. No digo que no ocurra lo mismo con los hombres, pero en el caso de las mujeres es más notorio y más descarado. Con un guion malo no hay motivo para quedarse en la experiencia más allá de lo sexual, de los autos lujosos, de lo que llama la atención pero carece de importancia, en cambio cuando el guion es bueno cómo se vea el/la protagonista importa poco (nuestra señora de parís y Bety la fea son ejemplos de esto último). El buen protagonista, el buen guion, la buena narrativa, son elemento que nos mantienen pegados a nuestro asiento mientras disfrutamos de la historia que se nos narra.

Siguiendo con este concento, la forma en que disfrutamos cada historia es completamente personal y solo podemos conocer dicha experiencia desde la base de nuestra subjetividad. Por ello lo que no soporta alguien puede fascinarle a otros, la naturaleza de lo perceptivo es lo disfrutable. Pero incluso la comida más sabrosa si se la come todo los días se vuelve nauseabunda, lo mismo pasa en la historias, la idea de un esclavo cargando un puede es entretenida hasta que la ves treinta veces. Si regreso al medio que dije atacaría, entonces la naturaleza propia de lo dicho también se refiere a la animación japonesa.

Esto no les importará a ellos, el fan japonés promedio tiene la mano entre las piernas y parece que tiene párkinson. Aquí el problema no es el medio, tampoco es el odio o amor hacia él; que cualquiera piense lo que quiera. Si asumimos la mediocridad desde la base de todo lo dicho, tenemos que el principal problema del anime, y de cualquier medio en general, es el miedo. El miedo de las editoriales y el miedo de los autores, no al fracaso, el miedo a que en tu billetera desaparezca un céntimo de rupia de Sri Lanka. Son unos avaros y lo saben, mas la base de lo que se compra no es la base del miedo. Los autores, y las editoriales también, sencillamente no confían en los productos nuevos. No se les culpa, es un negocio al fin y al cabo, pero el que nosotros lo compremos es por lo que sigue saliendo.
   
 Nada de lo dicho es sorpresa ciertamente, pero el que sea reconocible por cualquiera no implica que los autores lo acepten. Pero si regresamos al género harem ¿Por qué falla tanto? ¿Cuál es el motivo por que provoca urticaria? El motivo son los fans, ciertamente, pero no nos desviemos. El género harem es una versión en esteroides del conocido triángulo amoroso, por lo tanto lo dicho para uno aplica para otro. Su principal problema es que no aporta nada; si la trama es una comedia romántica podría ser aceptable, pero por lo general veo a este género en tramas que son “en teoría” serias y ese es su mayor fallo. No entremos en discusiones innecesarias, una trama seria que se centre en, por ejemplo, una guerra o en un mundo apocalíptico no necesita un triángulo amoroso. Él porque es muy sencillo, un triángulo amoroso se basa en la indecisión del o la protagonista para escoger a alguien (generalmente una pareja), dicha indecisión, cuando la trama no se centra en eso, se siente como una excusa para llenar páginas. Es por lo tanto algo que no se puede considerar necesario. Si alguien dice “es que en la vida las personas van y vienen” lo respondería no existen triángulos amorosos en la vida real y cuando alguien es indeciso, se queda solo (a menos que seas un árabe rico)

Ahora bien, ahora bien en el caso en esteroides, cuando no es un triángulo sino un dodecaedro amoroso todo empeora. Esto es así porque cada personaje debe tener su historia y la creación de dicha historia solo sirve para rellenar página. Podría argumentarse que la creación de dichos personajes permite al autor explorar el mundo que ha creado, pero ello sería falso por dos motivos: el primero es muy sencillo dicho personaje puede explicar el mundo desde su perspectiva personal para narrar esa parte del mundo (ello incluso permite enrevesar la trama). Lo segundo es que obligamos al mundo a girar alrededor de nuestro protagonista.

Otro problema que trae el género harem es el daño que le produce al protagonista. Qué quiero decir con esto, me refiero al personaje en sí mismo. Cuando describí al protagonista arquetípico de la historia harem me quejé de él, pero es que no puede ser de otra manera. Los autores tienen miedo, miedo a que su historia no sobresalga, que nadie la note. Es tal su pánico que recurren a los clichés, cayendo en la vasija de la mediocridad, y gritan con todo pulmón cegados en medio del horror y las fobias “¡Miren, mi historia tiene lo que a la gente le gusta, tiene lo que vende pueden invertir en mí! Eso pasa con todos los clichés, pero cuando se utiliza con un triángulo amoroso o peor en el harem se carga a su protagonista. El harem le realiza una fatality a su protagonista.

Para poder explicar esto en los juegos de simulación de citas, que en este punto importa poco si te interesa o no. La gracia de dichos juegos consiste en escoger al personaje que más nos interese de entre los que halla y que creemos nosotros al protagonista, a fin de cuentas es nuestra experiencia. En eso juegos te presentan a los… digamos “personajes enamorables” pero mientras los presentan nuestro personaje no puede tener personalidad, sencillamente porque la personalidad la definimos nosotros. En el triángulo amoroso ocurre lo mismo. El autor de un harem no puede darle personalidad a su protagonista, sencillamente porque el añadirle harem lo arruina de golpe.  Para dejarlo más claro este tipo de género implica rodear al protagonista de varios fetiches (una rubia tetona, una mujer que parece niña, una albina, la típica engreída o la posesiva) y da igual los fetiches que coloque el autor, este género obliga a que dichos personajes se interesen el protagonista, una personalidad definida podría evitar la atracción de uno de esto fetiches y ello para este tipo de género es un problema. Además para escoger una pareja se necesita personalidad y en estas obras la indecisión es parte de su “argumento”.

 Para repetirlo, el triángulo amoroso se carga a sus personajes sencillamente porque obliga al autor a convertirlo en un maniquí con buen diseño.

Naturalmente esto es mediocre porque obliga al autor a copiar lo que ya se ha hecho. Lo mediocre aburre, lo mediocre es vagancia, lo mediocre es pereza. Otro problema que llega no esto es tratar a tu audiencia como idiota, pero eso no lo tratare aquí. Me limitaré sencillamente a recomendar el libro “el guion de Robert McKee” seguro que con ello el lector tendrá un detallado manual de narrativa, que será mucho más útil de lo que estas tres mil palabras pudiesen ser. Pero al menos me siento contento en que, al menos en la base más austera, mis palabras pudiesen servirle de algo al alguien y que con ella, habiéndolo predicho o no pudiese aprender algo.

Adiós.